Cuando el pensar no alcanza, cuando el hacer se impone, muchas veces, se ingresa en el mundo de la duda y la contradicción. Allí, en el hacer, es donde la idea, la ética y la moral sienten el impacto de la realidad, el peso de / del Ser.
Recientemente el congreso norteamericano veto una ley enviada por G.W. Bush, conocida como “Ley para el salvataje financiero”, destinada a salvar a millones de especuladores financieros, pero más que nada destinada a salvar un modelo económico basado más, en el rumor que en la producción. Según las primeras declaraciones, la causa principal para semejante revés al gobierno fue que ningún congresista quiso pagar el costo político de votar a favor de una ley, que va, claramente, en contra del mayor sponsor (o idea, aunque por esos lados, estas dos palabras parecieran ser sinónimos) que viene sosteniendo EEUU. La libertad en el mercado, se ha transformado hoy en la segunda bandera a defender por la mayor (¿?) potencia mundial, por lo que aprobar esa ley sería ir en contra de sus propios dichos. A su vez los congresistas alegaron que lo hacían porque el pueblo no debía pagar las deudas de los privilegiados. Pero una vez más, el hacer se impone y comienzan las dudas, las contradicciones. Ahora bien, creer que porque se vote tal o cual ley aún teniendo directa relación con lo económico se dará una revolución o un cambio real, es un error. El pragmatismo norteamericano no es nuevo y al igual que el sistema que imponen (muchas veces a la fuerza) se irá amoldando al paso del tiempo y las coyunturas históricas, quizás hasta que las condiciones no permitan una nueva mutación, quien sabe. Lo que está claro, es que a los congresistas de la hamburguesa y la papa frita, les tiembla el pulso para votar una ley en contra de su ideología libertaría, pero cabe preguntarse qué piensan cuando alzan sus manos (más de uno imitando un saludo nazi) y aprueban invasiones. Claro, la respuesta liberal, dirá que es para defender la libertad política, la democracia (primer bandera que dicen defender). Ahora bien, se invaden países en medio oriente para implantar sistemas más o menos humanistas, pero en su propio patio trasero (como les gusta llamar a América Central y Sur), no son capaces de defender un gobierno electo en Bolivia, no una sino dos veces, por el contrario alientan a sus desertores. Nada nuevo en el mundo que aparentemente sigue girando (o eso nos dijeron). Cosas que pasan cuando la práctica mata la idea, cuando la idea detiene la práctica, o cuando no hay ideas ni prácticas reales….
Recientemente el congreso norteamericano veto una ley enviada por G.W. Bush, conocida como “Ley para el salvataje financiero”, destinada a salvar a millones de especuladores financieros, pero más que nada destinada a salvar un modelo económico basado más, en el rumor que en la producción. Según las primeras declaraciones, la causa principal para semejante revés al gobierno fue que ningún congresista quiso pagar el costo político de votar a favor de una ley, que va, claramente, en contra del mayor sponsor (o idea, aunque por esos lados, estas dos palabras parecieran ser sinónimos) que viene sosteniendo EEUU. La libertad en el mercado, se ha transformado hoy en la segunda bandera a defender por la mayor (¿?) potencia mundial, por lo que aprobar esa ley sería ir en contra de sus propios dichos. A su vez los congresistas alegaron que lo hacían porque el pueblo no debía pagar las deudas de los privilegiados. Pero una vez más, el hacer se impone y comienzan las dudas, las contradicciones. Ahora bien, creer que porque se vote tal o cual ley aún teniendo directa relación con lo económico se dará una revolución o un cambio real, es un error. El pragmatismo norteamericano no es nuevo y al igual que el sistema que imponen (muchas veces a la fuerza) se irá amoldando al paso del tiempo y las coyunturas históricas, quizás hasta que las condiciones no permitan una nueva mutación, quien sabe. Lo que está claro, es que a los congresistas de la hamburguesa y la papa frita, les tiembla el pulso para votar una ley en contra de su ideología libertaría, pero cabe preguntarse qué piensan cuando alzan sus manos (más de uno imitando un saludo nazi) y aprueban invasiones. Claro, la respuesta liberal, dirá que es para defender la libertad política, la democracia (primer bandera que dicen defender). Ahora bien, se invaden países en medio oriente para implantar sistemas más o menos humanistas, pero en su propio patio trasero (como les gusta llamar a América Central y Sur), no son capaces de defender un gobierno electo en Bolivia, no una sino dos veces, por el contrario alientan a sus desertores. Nada nuevo en el mundo que aparentemente sigue girando (o eso nos dijeron). Cosas que pasan cuando la práctica mata la idea, cuando la idea detiene la práctica, o cuando no hay ideas ni prácticas reales….
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